domingo, 22 de septiembre de 2013

KOKOPELLI

El duende de la Primavera.. (a través de )

Entre las gentes del sudoeste -principalmente entre los Hopis- Kokopelli encarna el espíritu de la fertilidad. Su carácter jovial, abierto, divertido, siempre dispuesto a la broma, viene representado por la figura de un flautista que va de un lugar a otro dando paso al cambio de estación -del invierno a la primavera- provocando el crecimiento de los cultivos, la fertilidad de los animales, el deshielo de las aguas…


En su joroba guarda las semillas de nuevas cosechas que va repartiendo entre quienes encuentra a su paso allá por donde va, o nuevas músicas con las que contentar el ánima de los que las escuchan o atraer la caza con sus melodías.


Tan capaz de convocar las lluvias con la música de su flauta, como de hacer desaparecer disputas y riñas personales con su palabra y sus argumentos de armonía, su influjo benefactor es para muchos nativos norteamericanos, en la región, el mejor representante del espíritu del sudoeste del continente. 


Un mito, el de Kokopelli, presente ya en los primeros petroglifos con más de tres mil años de antigüedad, que ha dado lugar a infinidad de leyendas y anécdotas reveladoras de su carácter, transmitidas de boca en boca, lugar en lugar, y con una presencia muy viva aun en la actualidad. 


Seductor y burlón, siempre resulta bienvenido en cada pueblo que llega. Invita a bailar a las gentes, comunica su alegría vital, la energía renovadora presente en la naturaleza que, cada Primavera, inicia el ciclo que alimenta a cuantos le rodean. Una noche en cada localidad, que celebra su presencia y que ve como, cuando al amanecer el flautista jorobado ya ha partido, las cosechas germinan y hasta las mujeres quedan embarazadas, renovando la esperanza de continuidad, primavera tras primavera, año tras año, generación tras generación.

-Elva Petruccio-





















La ilustración pertenece a Barbara Drake.
El Kokopeli es una deidad Hopi de la fertilidad.
Normalmente es un ser jorobado que baila y toca la flauta.
Su origen se remonta a más de 300 años.
Representa el espíritu de la música que preside el parto y la agricultura.
Reparte alegría y felicidad.
Augura cambios positivos.
En su joroba guarda las semillas que reparte a su paso, listas para plantar.

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Abraham Abulafia, con Mario Sabán