lunes, 10 de septiembre de 2012

VIVIR EN PLENA NATURALEZA

“La gente ya no pone los pies en la tierra. Sus manos se han alejado de hierbas y flores, no dirigen su mirada al Cielo, sus oídos están sordos al canto de los pájaros, su nariz se ha hecho insensible a causa de los humos de los tubos de es
cape y su lengua y su paladar han olvidado los sabores sencillos de la Naturaleza. Los cinco sentidos han crecido aislados del orden natural. La gente se ha alejado dos o tres escalones del hombre verdadero… Los verdaderos gozos y deleites del hombre eran un éxtasis natural. Esto sólo existe en la Naturaleza y se desvanece lejos de la Tierra. Un medio ambiente no puede existir fuera de la naturaleza, y así la agricultura deberá ser el fundamento para vivir. El retorno de toda la gente al campo para cultivar la tierra y crear aldeas de hombres verdaderos es el camino a seguir para la creación de ciudades ideales y naciones ideales.” 
– Masanobu Fukuoka-
























MASANOBU FUKUOKA
Descendiente de una familia dedicada a la agricultura desde hace siglos, comenzó su carrera como edafólogo, desviándose luego hacia la fitopatología. A la edad de 25 años, comenzó a dudar de la sabiduría de la agronomía moderna. Guiado por su intuición, decidió buscar un método de cultivo que protegiese las características de la tierra y eliminase trabajos innecesarios. Dejó su trabajo como científico de investigación, y volvió a su granja familiar en la Isla de Shikoku en Japón meridional para cultivar naranjas mikanorgánicas. De ese punto dedicó su vida a desarrollar su sistema de cultivo orgánico único que no requiere escardar (desherbar), usar pesticidas ni fertilizantes, ni labranza.
Fukuoka practica un sistema de cultivo que él llama "agricultura natural". Aunque algunas de sus prácticas son específicas a Japón, la idea que rige su método se ha aplicado con éxito alrededor del mundo. Su sistema se encuadra dentro del ámbito de la permacultura.
La esencia del método de Fukuoka es reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible de modo que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta sin ningún esfuerzo añadido.

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Abraham Abulafia, con Mario Sabán